No es solo la edad sino cuestión de gustos que no me interese en absoluto saber sobre The Twilight Saga. Ser papá me ha alejado del cine. Apenas ayer pensaba -no ha habido muy buenas películas este año- pero creo que lo que sucede es que no me he enterado. Asi es como los papás de décadas pasadas se resagaron en el uso de la videocasetera o jugaban videojuegos con habilidad de cinco pulgares, ya no se que sucede en el cine.
Platicando en el trabajo, escuchaba a unas compañeras platicar sobre The Twilight Saga muy emocionadas, y yo sin saber de que hablaban. De regreso al escritorio en un rato googlie para enterarme y que flojera me dio. No tengo idea si los libros valdrán la pena, las películas parecen completamente para adolescentes. Y si hubo un tiempo en que las historias de vampiros adolescentes me emocionaron ahora solo me hacen bostezar. Cuando salió apenas The Lost Boys, me pareció genial y la secuencia inicial con el People are Strange de The Doors prometía mucho, hasta la segunda mitad del filme y los insufribles coreys.
Near Dark de Katherine Bigelow me parece aún maravillosa, hay un aire renegado en los vampiros, estos siguen siendo oscuros y ojetes. Prefiero esa idea de los vampiros a la estrilización y glamour amanerados.
El vampiro que da escalofrios es el Nosferatu de Murnau o hasta el vampiro que encarnaba Germán Robles. No querrias tener que enfrentarte y enterrarle una estaca en el corazón para sobrevivir al Drácula-Gary Oldman de Coppola.
Preferiría ver en el cine a un vampiro mas que en un dilema adolescente a la Spiderman, se enfrente sin remordimientos a saciar sus necesidades. Parásito sin redención alguna que succione de la victima la vida (como político), que deje vivas a algunas unicamente para hacerlas esclavas, que viva en las sombras entre ratas. En una especie de venganza y que no haya otra alternativa que pelearle con más que ajos, crucifijos o estacas para salvar el alma.