Friday 28 April 2017

Zuma -Neil Young with Crazy Horse-

  Allá por 1975 Neil Young atravesaba una etapa obscura. Después del éxito de Harvest, Young se encontraba confundido por la fama, el éxito, los reflectores, siendo él tan intimista. 

El cambio es una constante en la prolífica obra de Neil Young, un esfuerzo por no repetirse. After the gold rush fue el disco que catapulta a Neil Young como un naciente gran artista, sin olvidar por supuesto su obra anterior con Buffalo Springfield y Crosby, Stills, Nash and Young. Una época de grandes composiciones, coqueteos con distintos estilos musicales y trabajos con su banda Crazy Horse.
Harvest, con sus temas bucólicos y reflexivos, ha sido hasta la fecha su disco más popular. Número uno en las listas de Estados Unidos y Gran Bretaña, con grandes ventas prácticamente en todo el mundo. La insatisfacción y este no querer quedarse quieto impulsaron a Neil Young a excavar en sus melancólicas profundidades. Tras las muertes de Danny Whitten y de su roadie y amigo Bruce Berry por sobredosis, Young se encontraba en un estado muy complejo, lo que impulsaría a producir tres álbumes que son conocidos como the ditch trilogy, la trilogía de la zanja. En Times fades away, Tonight’s the nightOn the beach podemos apreciar a un Neil Young sacando los demonios, escribiendo, tocando, escupiendo al mercado deseoso que repitiera un Harvest, una obra obscura y fascinante.
On the beach, en lo particular me parece sublime pero hablaremos de ese vinilo en otra ocasión. Hoy quiero recomendar Zuma, el disco / medicina que Young produce no sabemos si consciente o inconscientemente para salir del hoyo metafórico en que se encontraba. Para embarcarse en el proyecto de Zuma, Young recurre a sus viejos amigos de Crazy Horse y con la guitarra de Frank Sampedro ahora presenta un album con características más ligeras. Los temas no son superficiales en lo absoluto pero denotan una intención de salir de la noche, un nuevo comienzo. "Don’t cry no tears" es el primer tema del album con su ritmo upbeat y la letra liberadora. Siguen "Danger bird", "Pardon my heart", "Lookin’ for a love" (aquí Young nos entrega una letra enseñadora relativa a la adolescencia y la búsqueda del amor). Cierra el lado A con "Barstool blues".
El lado B abre con "Stupid girl" que si acaso podría pasar por uno de los temas menores, remite fuertemente al grunge que se encontraba en 1975 aún muy lejano. Le sigue "Drive back" hasta llegar a "Cortez the killer", enorme tema con un solo de guitarra de Young desgarrador y templado. Un tema de rock sobre la conquista de América y la llegada de los colonizadores españoles, Hernán Cortés. Un dolido lamento por la muerte de tanta gente y la tragedia del colapso de una civilización. Todo el album es recomendable y posee cierto balance entre los temas. "Cortés the killer" por si sola vale la pena. 
Hay que mencionar que Neil Young es un audiófilo y fiel creyente del sonido análogo y la producción de sus discos posee siempre atención al detalle. Cada vez que pongo Zuma en el tocadiscos es como si Neil Young y Crazy Horse estuvieran tocando en la habitación. Cierra este maravilloso disco "Through my sails", una balada anterior a las grabaciones de este album en donde Young canta acompañado de Crosby, Stills and Nash . Un tema suave y rítmico que acaricia después del viaje intenso que es “Cortez the killer”.

Zuma
Neil Young with Crazy Horse
Reprise Records
1975


Wednesday 26 April 2017

Purple Rain - Prince -

 Puedo decir que en lo personal 1984 fue un año muy importante, musicalmente hablando. Los videos musicales, estas películas de unos cuantos minutos, con sus historias y luces de neón ofrecían entretenimiento y posibilidades de creación. Mis dos cosas favoritas en aquel entonces, música y películas, extraordinario.
Veía puntualmente los dos programas que pasaban videos musicales, cuadrículas que apuntaban hacia MTV y el nuevo formato musical. Los grababa en cassettes betamax y los veía una y otra vez. Estando tan enamorado del cine y de la música era natural mi fascinación por los videos musicales de soundtracks de películas. "Footloose" de Kenny Loggins, "Against all odds" de Phil Collins, "Cruel summer" de Bananarama pero ninguno me inquietaba como "Let's go crazy" de la banda sonora de Purple Rain de Prince and the Revolution. Además de ser una canción divertida, la intro de la canción como sermón irreverente entre nubes de humo púrpura. Algo prohibido, rebelde, en si la calidad de la cinta e iluminación dan un halo sucio al video. Todas estas escenas de la película editados mostrando a este extraño personaje, poseído en el escenario, en su motocicleta con Apolonia Kotero en el asiento trasero, y esa música con ese beat rápido muy pop.


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El fin de año de 1984 me levanté muy temprano, estaba emocionado. Ese día, la estación de radio que escuchaba pasaría un maratón de varias horas, un conteo de lo mejor del año. Me propuse seguir todo el conteo, tenía mi grabadora lista, cassettes, mi libreta y mi pluma bic. Fue un conteo largo, pasaron horas, gansitos, coca-colas, Foreigner, The Cars, grupos que no conocía. En las últimas posiciones apareció "I would die for you", yo aprendía Inglés en ese entonces y trataba de escribir lo mejor posible lo que mal pronunciaban los locutores de Estéreo Oro. Más adelante en el conteo aparecieron "Purple Rain" con todo su drama e increíble solo de guitarra y "Let's go crazy", estas dos canciones las conocía bien por los videos que pasaban en canal 5. Prince llevaba ya igual número de sencillos que Bruce Springsteen y me preguntaba yo si en verdad el album sería tan bueno. Ya para el top ten estaba cansado y curioso por saber quien estaría en las primeras posiciones y aun más quién sería el número 1. Entre miles de comerciales llegó el momento de presentar la tan esperada primera posición. Se trataba de "When doves Cry" un increíble solo de guitarra de introducción con una de las más memorables figuras en los teclados, letra desgarradora y sincera, desesperada.

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Mirando sin mucho entusiasmo la app de discogs, entre los discos nuevos en la lista estaba un Purple Rain de Prince and The Revolution por £3.40. Seguí de largo, mi pulgar siguió deslizando haciendo pasar los thumbnails de las ofertas en vinyl. Me detuve y mi pulgar en dos movimientos trajo la pantalla con la oferta de regreso. Tres libras con cuarenta peniques. No había un solo disco en la lista que bajara de las diez libras y estamos hablando del vinilo de Purple Rain, un clásico, a un día del aniversario luctuoso de Prince. Chequé que la información fuera la correcta, una, dos, tres veces. Si, ese era el precio, edición británica original de 1984. Llegó la conformación, lo que había que pagar por el envío era mínimo. Una fracción de lo que generalmente cuesta. Pagué de inmediato. Más tarde me puse a escarbar en la cuenta del vendedor. El precio de envío no estaba especificado, el perfil del vendedor no tenía foto y ya fijándome bien no tenía ni un comentario positivo o negativo y aun tratando de investigar más en la lista de su colección personal aparecía un solo album en todos los formatos posibles, cd, cassette, cartucho. ¿Quién tendría en su colección un mismo album, en todos los formatos y nada más? Había seguramente sido timado, de ninguna manera alguien se desharía de un vinilo de Purple Rain en excelente estado por ese precio, que iluso había sido. Si, el vendedor era nuevo, llevaba un mes pero era todo un truco, me habían timado. Le mandé un mensaje al vendedor el día siguiente preguntando cuando enviaría el disco. Su respuesta fue un solitario y rotundo 'today'. Nada más. Ni una especificación, ni un detalle. Un fraude definitivamente. Empezé a buscar en internet como recuperar mi dinero, reclamar un reembolso. Había que esperar algunos días para iniciar un proceso así. Esperé, sintiéndome defraudado esperé. Realmente tenía ganas de escuchar el album. las capas de sonido, lo funky, los pasajes de guitarra, la historia de "Darling Nikky". Hacía años que no escuchaba Purple Rain en vinilo, me imaginaba los sintetizadores, la batería programada, como sonarían los distintos registros de la voz de Prince.
Temprano, el sábado por la mañana tocaron a la puerta y el nuevo cartero me entregó un paquete mal empacado, cuadrado y plano que contenía finalmente el disco de 1984 de Prince and The Revolution.
                                               
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"Let's go crazy" comienza con el acorde del teclado que recuerda a un órgano de iglesia y en eso entra la voz del predicador, Prince, que advierte sobre lo que se está a punto de escuchar. Es el tema perfecto para introducirnos en lo que será Purple Rain. Un tema rápido y divertido que marca el tono. Le sigue "Take me with you" a dueto con Apolonia Kotero, este es el primer album en donde Prince comparte créditos con su banda. El tema comienza con una suerte de solo de batería y un teclado dramático que dan paso a un ritmo más lento. Las letras cargadas de erotismo empiezan a asomar y es de comentar esas capas de sonidos entre la guitarra, las cuerdas, la batería programada y ese sonido de campana, genial. Al final tenemos la carrera de percusiones y el teclado inquietante nuevamente, mezclándose con el beat más suave. "The beautiful ones" es una balada soul  en donde podemos reconocer muchas de las inflecciones de voz que Prince utilizará más adelante en su carrera. "Computer blue" y "Darling Nikki" es donde Prince empieza a utilizar su narrativa más erótica. "Darling Nikki" con su explícita historia provocó que se formara el Parents Music Resource Center encargado de censurar cualquier forma de música que sacudiera el pudor y las buenas costumbres. El lado dos abre con "When Doves Cry" con la magnífica intro de guitarra, teclados y la clásica batería programada. Prince decidió prescindir del bajo para que la canción sonara diferente a todo, y lo logró. La angustia en este tema no suena exagerado, es abierta y tiene esos gritos al final, sin embargo el beat y los teclados lo vuelven todo más ligero operático pero dulzón. Continua "I  would die 4 U" balada un tanto cursi con muy buena aceptación comercial. "Baby I'm a star" es muy divertida, hace uso del arsenal de sonidos, un tema más funky, divertido que nos prepara para el gran final que es "Purple Rain" este tema combinación de gospel y rock que se convertiría en una de los temas más representativos de Prince y que demostraron sus habilidades en la guitarra con el magnifico solo. El tema termina con un solo de piano y las cuerdas de la orquesta dejando diluir la intensidad del tema.

Purple Rain 
Prince and The Revolution
Warner Bros. Records
1984