Sunday 15 May 2011

Macrobiótica

La seño ha vendido licuados y jugos afuera de la pista desde hace 30 años a los deportistas que asisten cada mañana. Se despierta de madrugada, se lleva a su hijo y a su sobrina quienes le ayudan. Tiene gran variedad de sabores, desde el clásico jugo de naranja hasta nopal y piña, con leche, cereales, chocomil, huevos o rompope. Para la gripa, el malestar, energéticos, para los alicaídos, para los bichos, y casi cualquier remedio. La gente la conoce y la saluda porque es siempre muy amable aun cuando las ventas anden bajas.
A la doña de los jugos se le han acercado unos jóvenes de traje que le ofrecen comprarle su negocio. El carrito, con todo y los dibujos del bogs bony y el ratón miguelito que su papá hizo hace muchos años. Los extractores reparados tantas veces, el pizarrón con los nombres chistosos que con los años la gente le han puesto a los licuados, las fotos, las cubetas, hasta el radio. Todo eso no la inquieta tanto como el tener que ceder el nombre del negocio a unos desconocidos. Le dan muy buena lana pero ha tenido ultimamente pesadillas y no confía.