Bellflower es como el Mother Medusa, el auto apocalíptico a la Mad Max que buscan construir dos dudes, Woodrow y Aiden, los protagonistas masculinos de esta película. Una mezcla de ingredientes detonantes como los shots de whisky, las cervezas y los grillos de la noche que todo empieza. Reacción de elementos que hacen explosión y escupen un filme emocionante de ver. Tal como armó el auto, el director, guionista, protagonista; Evan Glodell construyó una cámara muy particular para filmar, equipada con partes de cámaras antiguas, lentes rusos y con una cámara digital para cine de base; el resultado, colores e imágenes distintivos.
Hay momentos que recuerdan a David Lynch, la transformación de lo banal a lo pesadillesco. Existen elementos para definir a la película en un romance, hay un transfondo de posible apocalipsis, un muy buen soundtrack, excesos y un lanzallamas. Precisamente lo que tenía ganas de ver.