Sunday, 21 June 2015

Refresco en bolsa

En los veranos al salir de clase de la escuela primaria Enrique C. Rébsamen después de haber corrido y jugado mucho fútbol, con el calor, lo que se apetecía era ir a la tienda a la vuelta de la esquina y pedir un refresco bien frío y pedirlo en su versión móvil, es decir; en bolsa.

En los años ochenta el colorante encargado de darle su característico anaranjado a la fanta aún no era prohibido en varios países y verter un refresco en una bolsa de plástico tal vez por lo inesperado de su aparición no se consideró una infracción sanitaria. Se acentuaba lo ingenioso del dispositivo al completar la bolsa de plástico y el refresco con el popote que lo transformaba en una refrescante alternativa portátil.

Se creaba mucha basura. En la calle de Zamora quedaban sobre el pavimento las bolsas plásticas pegajosas de los residuos de azúcar y agua, aplastadas y pisoteadas. En ese entonces tampoco nos preocupaba mucho el exceso de plástico y la imposibilidad de deshacerse de este tipo de material. Después de haber corrido y jugado mucho fútbol, con el calor del mediodía, un refresco en bolsa bien frío era indispensable.




Ilustración: calandrajo