Ocurrió hace apenas unos dias que en la fábrica de juguetes del Polo Norte, en donde los duendes producen los pedidos que los niños hacen en su carta para Santa Claus llegó una solicitud no esperada. El duende encargado de la línea productiva buscó solucionarlo como pudo, incluso solicitando ayuda al Polo Sur, todo con tal de evitar tener que entrevistarse con el jefe que por estas fechas está muy atareado y de mal humor. Pero no había alguien capaz de ayudarle. Las máquinas producían sin parar x-boxes y wiis que los duendes de control de calidad inspeccionaban, nadie podía ayudar o sabía que hacer. Hacia tiempo que no llegaba un pedido tan raro, tan inusual. La técnica para fabricar ese juguete había desaparecido en el tiempo y ya nadie recordaba que duende era el último en elaborarlo. Una niña de Japón había pedido una cometa.