El verdadero reto, no es tener poder, ni un nombre, ni todas las atractivas formas de autoafirmación conocidas. El verdadero desafío es conocerte en la paz de tu silencio. Descubrir quien eres enmedio de todo el ruido de tu cabeza que ni siquiera es tuyo. Pero no quieres descubrirlo, es más, harías cualquier cosa por evitarlo. Cómodo y fácil resulta entregar el control a esa constante voz que te recuerda que grande e importante eres; alimentarla. No quieres saber, no te interesa hacerlo y serías capaz de defender los halagos astrosos con la vida. A todos nos da miedo pero hasta que no la enfrentes no podrás en verdad ser libre.