Nada más molesto que mientras esperas el camión , mientras comes tu sandwich, mientras hojeas el periódico y quieres ser dejado en paz algún individuo llegue a querer imponer sus ideas. Como si fueras un indefenso mequetrefe incapaz de pensar y portaras un letrero pidiendo ayuda. Los temas pueden ser de lo más variados, partiendo de la religión, política, futbol, calentamiento global o lo que sea. ¿Acaso fui yo el que se acerco a tí a que me iluminaras y me vendieras uno de esos libritos olorosos para adoctrinarme? No, verdad. Pero lo que yo piense no te importa ni las opiniones que te pueda debatir, por más brillantes que sean. Ni siquiera escuchas. Piensas que tus ideales son los únicos verdaderos y al expresarlos y proyectarlos buscas confirmar tu ego y tu valía. Buscas ser políticamente correcto con quien no coincida contigo al usar expresiones como respeto tu opinion pero…, lo que dices es interesante pero…
que solamente son formas de ser condecendiente porque en el fondo sigues queriendo creer y convencer.
Las ideologías lejos de ayudar han enredado todo en un hilado a punto de asfixiarnos, pero no me creas, yo no busco convencerte de nada. De hecho, sinceramente, no me importa lo que tu pienses, con tal de que no vengas a querer hacer fanfarrias de tu avanzado conocimiento o iluminación. En una peda puede ser insufrible el necio que se empeñe en forzar un tema entre un grupo de parroquianos que lo único que desean es intoxicarse en paz. Habrá quien considere necesario defenderse en cada ocasión de los metiches-ideológicos-parasitosos, delimitar su postura desde el flanco verdadero y digno de su valiosísimo punto de vista y lo que se logra es provocar, hacer arder la llama, que más da lo que pienses tú o lo que piense yo, son únicamente ideas, utopías.