Sabes que has llegado a la sala de espera de un vuelo hacia a México cuando al anunciar la numeración de boletos que pueden ir abordando, aún con su número de boleto fijo y sin riesgo de perderlo los pasajeros corren a formarse.
Es una reacción primigenia relacionada con perder el camión, el codazo que busca hacer a un lado al otro, el empujón que procura pasar primero, ese sálvese quien pueda que tiene a este lugar en el hoyo.
Como la mujer y su madre que venían en primera clase después de un viaje a Dubai y que desafortunadamente nos topabamos a cada rato en Heathrow. Con la misma cara ambas queriendo recibir de cambio dólares en las tiendas de duty free, supuestamente con mucho dinero, creyéndose importantes fuera de su limitado medio. Pocas cosas tan insufribles como la gente rica de mal gusto.
El purgatorio debe ser algo parecido al estar parado cuerpo a cuerpo junto a la banda del equipaje con otros cientos de pasajeros cansados de un vuelo largo esperando la maleta que no aparece, y vuelta y vuelta...
