Thursday, 29 May 2008

Un día de esos

Tan pronto entro a la oficina percibo un tufo curioso que no huele bien, mas bien huele mal.
Y no parece ser nada en particular, cuando me voy acercando a mi escritorio la pinche Lupita me dice que un cliente no sé de que se esta quejando. Joder, ni siquiera había llegado a mi escritorio, todavía no son ni las ocho.
De mala gana estiro el brazo y tomo el auricular, tan solo para escuchar a una vieja histérica poniendo una demanda en nombre de su hija que tiene 24 años y tiene ya una maestría en el extranjero. Bla, bla, bla, yo mientras escuchaba sin oir y retorcía en forma de unicornio un clip. Cuando por fin tuvo que tomar un respiro, le dije, mire; esa tarea no entra como parte de mis funciones en este departamento, voy a pasar su llamada a nuestra team leader que con gusto le atenderá, y en eso colgué azotando el pinche teléfono. Después me fui a comprar un café.