Una noticia me dolió más que cualquier otra el día de hoy. En Xalapa, Veracruz, el dirigente popoluca Ramiro Guillén Tapia se prendió fuego en un acto desesperado de atención después de haber sido negado audiencia 107 veces por el gobierno del estado para arreglar una disputa de 250 hectáreas. Quién también fuera presidente del Comite Pro Defensa de los Derechos Humanos del Sur de Veracruz se inmoló en la Plaza Lerdo, a un ladito de catedral, enfrente del palacio de gobierno, a un costado del parque Juarez, a unos pasos de Chedraui. Maestro rural, sus hermanos lo recuerdan “siempre humilde; no tenía propiedades, no vestía con lujo, no tenía coche, vivía de su pensión como jubilado”.
Y me duele tanto que gente tan valiosa se tenga que volver un bonzo en un acto sin duda de martirio. Que tiempos tan ojetes.
Sin embargo, muy interesantes.
Pensemos que estamos siendo testigos de la caída mas estrepitosa de Wall Street, tan sólo con estar aquí. Y las cosas, pues sí, se pueden poner bien culeis, pero, también nos brindan una oportunidad para ponernos las pilas.
En los tiempos oscuros es de donde brota la mejor poesía, música, arte en general. No invirtamos en el miedo, mejor apostemos por lo mejor posible, por lo que (entran violines cursis) deseamos y podemos hacer.
Todo esta cambiando, gusteles o no a los chicago boys.
Todo lo que es posible.