El aire frio barre la mañana, las hojas se mecen en racimos escasos sobre los arboles, rojas, amarillas, cafe y naranja.
Atrazé en el reloj una hora sin saber a cuenta de que se ha ido. No dan ganas de salir sino de acurrucarse y buscar refugio, pero si hay que caminar, hacerlo sobre las calles alfombradas de secas y crujientes.