Thursday, 7 February 2008

La creatividad y el constante cambio

Estoy confuso. No entiendo el laberíntico suceso de hechos diarios. Las opciones brotan de todas partes, seguir tomando Coca-cola o probar la opción de Pepsi de líquido azul. Estoy confuso de quién o para qué soy. No sé que hacer.
Lo definitivo es que hay constante reto y respuesta. Cada situación implica tu participación; callar o decir algo. Te encuentras siempre con la posibilidad de un movimiento, un gesto; pensar. Porque aunque decidas no actuar, aún así estás haciendo algo; abstenerte. ¿Atravesar la calle ganándole al enorme camión que viene suficientemente lejos para ganarle o esperar?
A cada situación reaccionamos, sin embargo, con una respuesta que es siempre condicionada. Tenemos guardado en el disco duro un archivo enorme con el nombre de yo.doc. Este ego inquieto tiene o le hace falta, se pierde en preocupación por sí mismo, sus miedos, sus deseos, sus recuerdos, sus planes.
¿Pero qué es este yo mismo que he creado? Si digo mi nombre o digo yo ¿qué fotografía evoca? ¿Existo en la mente, el cuerpo, el alma o en todos? ¿O en alguna parte fuera de ellos? ¿Si me atrevo a buscar qué encuentro?
Esta nuestro ser como oficina burocrática llena de fotocopias; desbordándose los archiveros vamos a buscar la respuesta. Sin estar libre del residuo de la experiencia no se puede captar lo nuevo. Entre el silencio entre pensamiento y pensamiento tal vez estamos.
Si quieres seguir haciéndole caso a la televisión, allá tú. En estos tiempos la preservación de lo conocido es valuado por encima de la agonía de la imaginación. Cuestionarse sigue siendo un instrumento con filo.
Cargamos con demasiadas cosas en la mudanza. Respondemos con las viejas reacciones que ni siquiera estamos seguros son nuestras.
En la papelera de reciclaje está ya la memoria psicológica. Así lo nuevo es recibido por lo nuevo. Libre de lo conocido, hacerle frente a lo fresco, con un distinto enfoque, ahí hay creatividad, y en la creatividad; el goce.