Paises que han sufrido de cruentas dictaduras como España, Alemania e Italia arrastran una calamidad derivada de esos años de censura; el doblaje de series televisivas y películas. El doblaje al idioma local fue conveniente para los dictadores ya que así se podia ejercer la censura de una forma mas fácil, asi como acentuar el nacionalismo demeritando importancia al idioma y culturas foráneas.
Lo que se pierde con el doblaje es el poder apreciar las inflecciones en el tono de voz del actor, las sutilezas, la misma voz como vehículo para transmitir emociones, por más talentoso que sea el actor o locutor que realize el doblaje.
Existen buenas escepciones a la regla, sobre todo en las animaciones mexicanas. La voz de Jorge Arbízu sirvió para dotar a Cucho de Don Gato y su pandilla (Top Cat), de una personalidad única y de matices interesantísimos. Un gato con acento yucateco en Nueva York, parte de una banda de gatos vividores. Lo mismo con el entrañable Benito B. Bodoque que en la versión original tenía voz de gangster en contraste con la voz chillona e inocente de la versión al castellano interpretada por Sergio de Bustamante. Gran parte de los personajes de las caricaturas eran dobladas por Arbízu, su talento para crear distintas tonalidades y las posibilidades que un personaje de animación le permitían dotar a la caricatura de elementos propios de la cultura mexicana (como con Cucho) acaso deshechando el principio básico de equivalencia en la traducción. La primera vez que escuché a Pablo Mármol con su voz original quedé impactado, para empezar lo llamaban Barney Rubble y tenía voz de idiota, pero idiota sin gracia, no idiota chistoso como en la versión mexicana que hacia Julio Lucena. Los Simpson son otro ejemplo de doblaje bien realizado, a pesar de tener el gran reto de igualar a voces tan trabajadas como las de Hank Azaria, Dan Castallaneta o Nancy Cartwright que además hacen las voces de no uno sino varios ciudadanos de Springfield.
Las películas son un caso aparte. Recuerdo ver de pequeño una versión en la tele de Star Wars doblada por españoles, el resultado era jocosísimo, Luke, se convertía en Lucas Trotacielos, C3PO en ze-trez-pe-o, R2-D2 en artu (mi amigo Yadur hasta el Epidodio 1 se dio cuenta de que el androide no se llamaba originalmete "Arturito").
Darth Vader tenía un fuerte acento madrileño seguramente producido por fumar Ducados compulsivamente.
Rogelio Hernández ha hecho las voces de actores tan variados como Jack Nicholson, Michael Caine o Marlon Brando con un innegable talento por cierto, pero incapáz de igualar la experiencia de escuchar las voces de esas figuras, con todos los acentos y peculiaridades.
Las cosas estan cambiando, España, con una nueva generación con acceso a series y películas nortamericanas y británicas a través de internet, no queda contenta al recibir dobladas y con meses o años de retraso las series que ellos bajaron y que ya han visto en idioma original o con subtítulos originarios del mercado latinoamericano.