Monday, 10 March 2008

Sobre el síndrome del jamaicón y el comercio internacional

Leyendo el post de Kabeza sobre el síndrome del jamaicón me recordo lo absurda y conveniente que se ha vuelto la vida moderna.
Como ustedes bien sabrán el término "jamaicón", esta basado en el futbolista Mexicano José Villegas Tavares, defensor de la selección nacional en los mundiales de Suecia 58 y Chile 62. Este talentoso defensor derecho fue apodado jamaicón en su natal colonia La Experiencia debido a que lloraba mucho. Existe la versión que asegura que previo al mundial de 1962, la selección realizó una gira internacional que los llevó a jugar a Londres en un juego de preparación contra el seleccionado Británico. El entrenador Ignancio Trelles, decidió alinear al portero "Piolín" Mota, lo que al novicio guardameta preocupó de sobremanera, Nacho Trellez lo tranquilizó al asegurarle que no había que temer ya que "el jamaicón" con su habilidad nata estaría ahí para apoyarlo. La Selección Mexicana perdió por ocho goles de diferencia. La wikipedia nos recuerda que al ser entrevistado el jamaicón por un periodista dijo: "que extrañaba a su mamacita, que llevaba días sin tomarse una birria y que la vida no era vida si no estaba en su tierra."
De ahí el término.
Sin llegar a estos extremos, es cierto que a cualquiera después de estar lejos de su terruño se le antoja un taco. En mi caso, he podido conseguir gran cantidad de productos mexicanos para calmar las ansias y la sodade; tortillas de harina, salsas y demás. Pero faltaba algo, y eran las tortillas de maíz, porque como bien sabemos "sin maíz, no hay país". La chica mascapalabras me sorprendió gratamente el otro día con la novedaaa, de que hay un sitio de internet que te manda desde pulparindos, salsas la costeña, boings, hasta costalitos de maseca y hasta la prensa si lo deseas, maravillas de las comunicaciones. Haces el pedido y al siguiente día te llega por correo, fácil y conveniente. Siempre había considerado a la maseca un invento del diablo, una aberración y una guácala que nunca se compararía con una tortilla recién salida del comal, amasada por una experiementada seño hábil en el arte de la elaboración del disco de masa de maíz molido en metate.
Pero a la distancia... no sabe tan mal.