Sunday 27 April 2008

Tulipán suicida

Era domingo por la mañana, lo recuerdo bien, porque apenas fue ayer. El día no era tan esplendoroso como el anterior cuando la gente feliz salía al Gloucester Road a disfrutar el sol y hacer sus compras en su ropa de verano y por primera vez en el año en su playera favorita, sin chamarra que la cubriera. El sábado pensé, debo podar el pasto porque esta ya está bastante alto, pero embelesado con el sol que ya pinta como de verano sin haber pasado por la primavera me quedé extasiado en mi silla plástica leyendo el periódico recibiendo directamente la vitamina solar que hace que los Noruegos y Finlandeses por falta de ella se suiciden tanto. Así que el domingo por la mañana con un poco de resolana me dedique a sacar la podadora setentera que venía con el departamento que rentamos y que a pesar de ser tan vieja hace decentemente su trabajo. La cargué (pesadísima) la conecté, metros de conexión para llegar al jardín y satisfecho con el olor de pasto recién cortado a mediodía seguí una trayectoria que si aburrida era la más económica para lograr el cometido. Al final del jardín, junto a un fuertísimo árbol de peras sembramos algunos meses (no mi padre y yo, como en la canción de Alberto Cortéz, sino la chica mascapalabras y su sevilleta) unas semillas de diversas flores, esperando invirtiendo en que el invierno pasara pronto y hubiera tiempos mejores como sabiamente cantaba Yuri en aquel lejano OTI. Los tulipanes han salido primero, tomándose su tiempo pero creciendo sorprendentemente de un día al siguiente. Pasaba la pesada podadora sintiéndome satisfecho conmigo mismo, en la línea recta especificada con anterioridad por mi mismo hasta topar con la circunferencia del Peral. La evité, por supuesto, las flores se encuentran o floreciendo o durmiendo a su alrededor. 5 flores han salido, hermosas, rojas, pero una de ellas, la más lejana del grupo me pedía cuando pasababa la podadora que la cortara. La razón no la sé, es bellísina, roja con un tallo ligeramente curvado a su lado izquierdo, muy joven, ayer no estaba, logre dar vuelta a la pesada podadora y no tocarle un solo pétalo. Seguí en mi planeado desarrollo y cada vez que pasaba cerca el tulipán este me motivaba a cortarlo, pero yo no quería y me acerque y le dije, mira tu eres bien hermosa y tienes tu efímero tiempo para existir, aprovéchalo, y un montón de cursilerías que por el momento no recuerdo, y no me contestó, pero no la corté y sigue ahí, y hace 20 minutos cuando me asomé a ver el jardín después de la fuerte lluvia que cayó, la vi levantada , digna, fuerte, segura.